Nueva normalidad y los juicios

Nueva normalidad y los juicios

La justicia es uno de los servicios más importantes del Estado. Sin embargo, la mayor parte de estos servicios se suspendieron a lo largo de América Latina, y, en nuestro país, durante la cuarentena. En el caso de México, sólo se mantuvieron operando algunas instituciones, por ejemplo: las fiscalías, juzgados penales, debido a la investigación y administración de justicia por la comisión de delitos y los juzgados familiares, donde se involucran derechos de niños, niñas y adolescentes.

La pandemia y, por ende, la cuarentena, llegaron en medio de la modernización y la transición de los juicios hacia lo oralidad, es decir, esa tendencia a disminuir el papeleo y llevar el proceso de manera verbal, frente a la propia autoridad. Como es el caso de los procesos mercantiles (como por ejemplo el cobro de pagarés) los juicios familiares, los asuntos de carácter penal (por la comisión de delitos) entre otros.

Por un lado, el uso, cada vez mayor de juicios orales, ha traído ganancias importantes en cuanto a eficiencia y celeridad. En Ecuador, por ejemplo, pasar de procesos escritos a procesos orales redujo en un 25% el tiempo de duración promedio de los juicios. Por otro lado, la introducción de la tecnología, no sólo con expedientes digitales para los juicios, sino también para la gestión administrativa, ha traído gran eficiencia y mayor acceso remoto a la justicia.

La oralidad en los juicios, en esencia, busca juntar a todas las partes afectadas en una sala. En esa audiencia, el juez revisa las pruebas, escucha los distintos argumentos y dicta sentencia. Todo esto ocurre rápido y en un contexto de máxima transparencia, ya que cualquier ciudadano interesado tiene la libertad de asistir como público a un juicio.

El COVID-19 ha traído un nuevo reto a los juzgados: es necesario evitar aglomeraciones, sobre todo en ambientes cerrados, para reducir los contagios. Las concentraciones de personas en salas de juicio pueden llegar a ser muy grandes. Tan es así, que cuando se diseñan edificios para juzgados, uno de los aspectos principales a considerar es como hacer posible el flujo de decenas de personas a la misma hora hasta una misma sala.

Tras la declaración de la emergencia, por pandemia, muchos países optaron por cerrar los juzgados, suspender los plazos procesales y los juicios. La justicia paró, pero esto no es una solución sostenible. La justicia, uno de los pilares de la democracia, de la vida en sociedad, debe seguir funcionando.

¿Qué hace nuestro país ante esta nueva realidad y la impartición de justicia?

Audiencias a distancia

En el Estado de Nuevo León, por ejemplo, apostaron por la tecnología a través de participación remota en las audiencias. A raíz de la pandemia se autorizaron las audiencias completamente virtuales, donde todas las partes, sus abogados y en algunos casos hasta los jueces, pueden conectarse por video desde sus oficinas o sus casas.

Las audiencias a distancia tienen reglas muy claras y protocolos, incluso, previendo que existan personas que no tengas acceso a medios electrónicos.

Por otro lado, generaron un módulo de notificación, es decir, donde las personas pueden darse por enterados del contenido de las disposiciones de los jueces, con las medidas de seguridad e higiene pertinentes, a través de internet y de líneas telefónicas especializadas.

Justicia presencial, pero guardando las distancias

En la mayoría de los Estados de la República Mexicana reabren sus puertas a la justicia. En un primer momento lo hicieron mediante el acceso escalonado de su personal y, posteriormente, el acceso controlado de todos los usuarios de los servicios de justicia, controlando el acceso con medidas de seguridad e higiene como el uso de cubre boca, toma de temperatura, acceso a una cantidad mínima de personas, entre otros. Eso sí, para mitigar los riesgos sanitarios, se dictaron nuevas medidas para garantizar el necesario distanciamiento social en los edificios judiciales, tales como asignación de turnos más espaciados, trámites virtuales para reducir el flujo de personas a las oficinas, y otras medidas de organización de las audiencias, como citar a los testigos a los juicios en horarios más reducidos y convocarlos de manera secuencial.

Juicios virtuales

En el Estado de México, el poder judicial amplió su catálogo de juicios que se pueden iniciar por medios virtuales, a través de la generación de una cuenta y firma. Esto hace que los procesos sean a distancia, minimizando el contacto físico y, por tanto, el riesgo de contagio y propagación del COVID-19.

La pandemia le ha dado un impulso importante a la necesidad de redoblar los esfuerzos para la transformación digital en las cortes, en particular al uso del expediente judicial electrónico y las audiencias orales virtuales en juicios.

La adaptación de cada Estado ha seguido un curso diferente, dependido de cómo pondera los riesgos (sanitarios, legales, tecnológicos, de transparencia, etcétera) y de las capacidades preexistentes de su sistema judicial. Han tomado caminos distintos pero convergentes hacia los mismos objetivos.

Como pueden ver, el retorno de la actividad judicial tiene consecuencias importantes, como la necesidad de acercarnos a nuestros abogados presenciales con la finalidad de preguntar cuál es la estrategia a seguir en la reactivación de nuestros asuntos, y, cuáles son las medidas implementadas por el Poder Judicial del Estado en que llevas tu juicio, para ajustarte a las mismas y no descuidar el proceso, con la finalidad de obtener los mejores resultados en el menor tiempo posible, pese a las circunstancias.