Salud emocional: Solidaridad ante la adversidad

Salud emocional: Solidaridad ante la adversidad

Empezamos por definir qué es un evento de adversidad; se trata de una situación inesperada en donde la persona que lo enfrenta no sabe cómo responder, que no se maneja con los recursos de los que echa mano a diario. Por ejemplo, el despido de su empleo, el diagnóstico de una enfermedad, una catástrofe natural, etc.

Ante estas situaciones, las personas pueden presentar algunas consecuencias que influyen sobre una o varias de sus capacidades, por ejemplo:

En su físico: presentar dolores de cabeza, diarrea, gastritis, contracturas musculares, etc.

Capacidades intelectuales: le cuesta concentrarse, poner atención, se le dificulta retener información, incluso, puede tener complicaciones para seguir procesos que realiza con frecuencia (no puede conducir un automóvil en ese momento), etc.

Cambios en las habilidades sociales: puede presentar irritabilidad, no ubica quiénes son las personas que le pueden apoyar, etc.

Alteraciones emocionales: puede ser que las personas experimenten emociones contradictorias e intensas, intermitentes (que van y vienen) o percibir que no siente nada, como si no pudiera afectarle y, le llama la atención porque se siente diferente. En personas con antecedentes de salud mental, pueden aumentar sus síntomas (mayor ansiedad, depresión, alucinaciones, etc.)

Como podemos notar, es esperado y automático que se presenten estas respuestas, pero, en algunas ocasiones, pueden ser reacciones que ponen en riesgo a la persona, como:

• Ideas, deseos o planeación suicida.

• Pérdida de las acciones de autocuidado (beben, comen o duermen de manera irregular).

• Quieren renunciar al trabajo, divorciarse o dejar proyectos importantes.

A partir de estas reacciones, es claro que, las personas que enfrentan adversidades necesitan apoyo. Pero, en ocasiones, no sabemos cómo y hasta dónde. Para apoyar a una persona o grupo de personas que enfrentan eventos adversos, toma en cuenta las siguientes estrategias:

Infórmate. Si es de tu interés, consulta con especialistas para poder dar una orientación o referirle algún dato institucional

Procura no involucrarte personalmente, el verdadero apoyo consiste en acercarle con los profesionales. Mantén la calma y ubica las instituciones, números y profesionales para brindarle información.

Si te aborda para pedir apoyo, escúchale y solidarízate para dar seguimiento.

Confía y ofrece tus propios recursos, comparte tu experiencia, tus soluciones, pero acepta que no todas serán de su agrado o que quizá no las tomará.

Ubica, quiénes son las personas más cercanas, y que le pueden apoyar. Atrévete a preguntarle si le gustaría compartir lo que le pasa con alguien más, si tiene otras personas de confianza y quiénes le han acompañado antes.

Apóyale con necesidades básicas, quizá ofreciéndole un vaso de agua o quizá llevarle comida preparada.

Infórmate sobre las medidas de salud o protección antes de emprender el apoyo.

Recuerda no tomar riesgos, aún cuando la solidaridad es un gesto amable, ponernos en riesgo puede hacer más complicada la adversidad y tener más implicaciones